Polvo somos y en polvo nos convertiremos... y después, ¿qué? Pues después un diamante, por ejemplo.
Resulta que existe una empresa Suiza, Algordanza, capaz de transformar las cenizas de nuestros difuntos en una piedra preciosa. Sus fundadores son los suizos Veit Brimer y su socio Rinaldo Willy, dos mentes inquietas que por lo visto saben bastante de física, química y anatomía. Observando cómo aumentaba el número de incineraciones en su país, pensaron que podían ir un paso más allá y convertir esas cenizas en piedras preciosas y que ésto, con el tiempo, podría pasar a ser una tradición familiar. Su idea se lleva a cabo gracias a que en Moscú se han logrado conseguir los niveles necesarios de presión y tempertura a un precio reducido. En este caso, el elemento prioritario es la presión, no la temperatura.
El sistema, patentado por Algordanza, se basa en el proceso de obtención de diamantes sintéticos a partir del carbón. Sólo que, en el caso de la empresa suiza, se utiliza como materia prima el carbono (que es el único elemento en la composición química de un diamante) presente en las propias cenizas.
Para ello es necesario que pasen por dos fases: una primera de filtrado y limpieza de las mismas y una segunda, en la que se introducen en unas máquinas de última generación que las mantendrán durante 14-25 días a una presión de 60 atmósferas y a una temperatura de 1.500ºC. A través de este proceso de compresión, que viene realizado por una máquina que parece una nevera, se logra cristalizar el carbono.
Para que la piedra preciosa fuese pura al 100%, las cenizas deberían ser exclusivamente del cuerpo, pero hoy por hoy no es posible ya que los cadáveres se incineran con la ropa y el ataúd. A razón del boro que contengan las cenizas, nuestro diamante podrá ser completamente blanco o de color azul intenso, predominando el color ligeramente azulado en la mayoría de ellos. En la elaboración se respeta la naturaleza de las cenizas y no se le agrega color, lo que los hace siempre distintos respecto a otras cenizas. Si lo deseamos, podemos solicitar un certificado de autenticidad al Instituto Gemológico Suizo, que verifica su pureza.
Algordanza tiene sede en varios países, entre ellos España, que desde el 2004 cuenta con una tienda en Barcelona que recoge y distribuye en todo el territorio nacional.
Convertir nuestras cenizas en diamantes cuesta entre 3.000 y 10.000€. Parecidos entre sí, pero completamente diferentes a los procedentes de otras cenizas. El precio y el tiempo de producción dependen del tamaño y la calidad de la piedra. Es posible obtener varios diamantes desde 0.10 quilates. El servicio Algordanza se puede realizar en cenizas funerarias de cualquier antigüedad, en cenizas recientes y en cenizas resultado de una exhumación reciente o antigua.
La tecnología y la ciencia a veces hace cosas realmente fascinantes, a mí al menos ésto me lo parece y es una opción que mi hermano y yo estamos pensando seriamente realizar con las cenizas de nuestra madre, de las que no somos capaces de desprendernos. Existen diferentes posibilidades, encastando el diamante en una piedra o zócalo o creando una joya con ella. Yo me decanto por el anillo, que es el más difícil de perder y puedes llevarlo siempre junto a tí.
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Me parece una idea inovadora. A mi me gustaría mucho que me convietieran en diamante, definitivamente.
ResponderEliminarLa tecnología ha avanzado sorprendentemente y creo que esto podría ser parte de una cultura futurista.