Si tenéis la mala suerte de torceros algo estando embarazadas,
podréis echar en falta el maravilloso efecto de los antiinflamatorios
(como el ibuprofeno) porque no os los podréis tomar. Esto de las
torceduras es algo bastante común durante el embarazo, a causa de la relaxina, que tal y como os explicaba en este post,
ablanda nuestros ligamentos para prepararnos de cara al parto. Así que
si habéis tenido mala pata, como yo, que con casi siete meses de
embarazo me he hecho un esguince de grado II por torcerme el tobillo
(con posterior caída a cuatro patas, of course), os traigo un remedio
maravilloso que me dio Diario de una mamífera
y le he agradecido en el alma: las cataplasmas de arcilla verde: 100%
natural, analgésico y antiinflamatorio y perfectamente aplicable a
embarazadas y niños (yo he tomado nota para mi chico futbolista que
seguro que alguna vez nos hace buen servicio).Si os miráis los enlaces
del final, podréis comprobar la cantidad de usos que tiene la arcilla
verde (dermatitis, desgarros del periné, mastitis, inflamaciones...)
El
caso es que me caí el viernes, me dolió pero no pensé que fuese a ser
tan grave, hasta que me levanté el sábado, vi las estrellas de colores
en cuanto moví el pie y me desperté de golpe cuando me lo ví así:
Tocó
visita al médico de guardia del CAP que me confirmó un esguince
inicialmente de grado I, pero después de que se me pusiera morado el
tobillo, el diagnóstico pasó a ser de grado II. (¿Y no fuiste al
hospital??? NO, considero que las urgencias del hospital son para
URGENCIAS HOSPITALARIAS... Si no queremos que siempre estén colapsadas,
deberíamos comenzar a hacer un buen uso de ellas, y el médico de guardia
del CAP es más que suficiente para una primera valoración.)
Como
tengo un poco de edema por los quilos que llevo a cuestas, me dijo que
aunque era lo que mi tobillo necesitaba, no me podía poner un vendaje
compresivo, porque estando embarazada y teniendo un poco de edema
aumenta el riesgo de trombo.
Así que "reposo absoluto". Ja, con dos niños reposo absoluto... ingenuo
y bienintencionado joven médico... haremos lo que podamos, querido.
Me dice que si duele mucho, paracetamol de forma puntual y ale, a casa con muletas.
Así
que como os decía, me habla Xanela de las "cataplasmas de arcilla
verde", algo que ni sabía que existía ni lo imaginaba, pero me voy a
comprarla. La encuentro en una herboristería (arcilla verde seca, en
polvo) y me cuesta un quilo unos 3€.
Xanela me explica también cómo ponerme la cataplasma, según instrucciones leídas del libro "Arcilla terapéutica y sus aplicaciones", de Ángeles Hinojosa, tal y como os indico yo a continuación:
Se
pone un poco de arcilla en polvo en un plato, se añade agua fría y se
mezcla bien con agua, pedirá bastante. Se va mezclando bien con un
tenedor o cuchara de plástico hasta que tengamos una arcilla fina y sin
grumos. Mojamos en agua una gasa grande y la escurrimos bien (se moja
para que no absorba después el agua de la arcilla). La extendemos en una
superficie lisa y untamos sobre ella la arcilla que hemos hecho, en una
capa gruesa, con ayuda del tenedor o cuchara. Esa zona con arcilla es
la que tendrá que cubrir la zona dañada, así que cuanto más grande la
zona inflamada, más grande la zona con arcilla extendida en la gasa.
Aplicamos con cuidado (y ayuda en mi caso) la gasa sobre la parte del
cuerpo que lo necesite y la enrollamos sin hacer pliegues. Cubrimos todo
con film transparente de cocina (para no mojar, para no manchar y para
que no se nos caiga) y éste lo fijamos con un poco de esparadrapo o
celo. Yo me dejo la cataplasma puesta dos horas mas o menos, con la
pierna en alto, y luego me voy a la bañera, me quito la gasa y con agua
caliente me quito todos los restos de arcilla.
El efecto antiinflamario es increíble y el efecto analgésico dura un par de horitas también. ¿Qué os parece?
Pues
ale, espero no necesitar muchos más remedios naturales, pero por si os
es de utilidad, aquí os he dejado con este tan útil y efectivo y además
la recomendación de que os hagáis con un ejemplar del libro de Ángeles,
es realmente práctico y revelador.
Eso si, os voy a reconocer que esta situación puede resultar incluso cómica en algunas ocasiones:
A
veces, la gente me ve por la calle o se encuentra conmigo de frente, y
al verme con mi barrigón y las muletas se les pone cara de susto, se
ponen nerviosos por apartarse, se echan a un lado torpe y rápidamente,
como si fuese una especie de bomba nuclear a punto de explotar... me
hacen gracia, la verdad. Ayer en el súper un hombre aplastó a su mujer
entre el carro y la estantería en un acto reflejo de 'apartarse a toda
prisa' cuando me vió. Tremenda bronca le cayó, porque su pobre mujer
espachurrada... ¡también estaba embarazada!
Una preñada con muletas tiene más poder de asustar al personal del que creía, oigan...
En fin.. ¡gracias de nuevo por tu consejo y descubrimiento, Xanela!
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El poder de la arcilla, Mireia Marcos
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