2 de enero de 2010

Delicias con hiel.


Tic, tac. Nuevo año.

A veces un pequeño gesto dice mucho. Muchos pequeños gestos nos pueden hacer felices e infelices. Pasa el tiempo, corre en una dirección a su propio ritmo y no siempre vemos hacia donde va. Hay decisiones que cambian tu vida, para bien o para mal, mientras el tiempo sigue corriendo, lo saboreas o se te escapa de las manos como si fuese agua. Y no hay marcha atrás, ni para lo bueno ni para lo malo. Lo bueno has de disfrutarlo... lo malo ¿intentar cambiarlo? ¿aprender a vivir con ello? ¿Hasta qué punto vale la pena aceptar algo que te hace infeliz? ¿Y qué hacer si no puedes hacer nada?

La infelicidad puede acabar en odio y el odio no es bueno, es un sentimiento tan potente que da miedo y es mejor mirarlo de lejos, sin acercarse.

Y si todo en la vida pasa por algo, si de todo podemos aprender y todo ha de enseñarnos, ¿qué precio hay que pagar para aprender de lo que pudo ser una mala decisión? ¿Cuántas oportunidades da la vida y cuántos errores contemplan esas oportunidades?.

Tengo un sueño: Disfrutar la vida en los brazos de mi familia, vivir con ellos, con aquellos que yo elegí para andar mi camino. Deseo la misma oportunidad que tienen la mayoría de las parejas, de las familias. Tener mi espacio, mi intimidad, mi vida y ser dueña de ella. Pero parece ser que a veces toca aprender a comer delicias con hiel y no estoy segura de ser capaz de aprender a hacerlo. No se cocinar platos dulces con hiel y tampoco se cuánto tiempo soporta el estómago semejante amargura.

Y el tiempo sigue corriendo... no se detiene para nadie.

Tic, tac. Nuevo año.


2 comentarios:

  1. Mireia,
    Las asperezas en la vida estan, son inevitables y pulirlas es un arte que se va aprendiendo con la edad, con el tiempo, y estoy segura que tú conoces este arte. Mímate desahogándote y sigue embelleciendo la vida, que es el único camino que debemos tomar.

    Un gran abrazo de osa amorosa,

    ResponderEliminar
  2. Ay, querida mía... es que esta aspereza mía es mas bien una piedra (bien gorda) en el zapato. Tiene nombre, 53 años y vive en mi casa.

    ResponderEliminar

Gracias por dejar tu mensaje. Por favor, se respetuoso.